Hace unas semanas, paseando al perro encontramos esta mesita de noche. Alguien había intentado pintarla ya de blanco, pero se ve que no le acabó de convencer y decidió bajarla el día que se sacan los "trastos" viejos. Por suerte ya tengo a Carlos entrenado en el arte de la recuperación de muebles, (pobre, que remedio) y en cuanto lo vio nos lo llevamos a casa. De momento solo le hemos pegado la parte de arriba que estaba en mal estado, ahora solo falta darle una buena mano de pintura y ponerle unos pomos bonitos.
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